Historias de consultorio

Muchos de mis pacientes me reprochan por no aparecer en mis anteriores artículos del Homeopático, nuestro medio de comunicación escrita con la comunidad, por lo que me vi «obligado» a incluir sus historias de consultorio en este ejemplar, no por su patología, sino por su persistencia en el tiempo en sus respectivos tratamientos, lo que me ha dado la oportunidad de curarlos.

El primero de los pacientes es mi querida Lita que concurrió en noviembre de 1989 a la edad de 51 años por cuadros de migrañas desde los 15 años, muy medicada y sin ningún tipo de mejoría, dolores que empeoraban a la tardecita, con las menstruaciones, que amanecían con ella y que se agravaban por cualquier circunstancia emotiva o alimentaria que la alterara; otro de los motivos de su consulta era su obesidad, de 82 kg. al momento del exámen clínico y con T-A 160/100, me cuenta que esta casada en un buen matrimonio, que tiene una hija que vive con ellos y ella se ocupa de las tareas de la casa, cuando indago en su forma de ser me refiere que se enoja fácilmente, quiere todo apurado y que los demás sean como ella, resolver todo ella, tener todo en orden y listo.
Dice ser poco demostrativa, aunque los adoro me cuesta expresarlo, me da como vergüenza. Se traga las broncas, y piensa y pelea mentalmente, no le gusta la soledad y tiene miedo a la enfermedad que la paraliza. Es una buena mujer que se ocupa de su familia y es compasiva fundamentalmente de temas donde sufren chicos o ancianos. Otros sintomatología que tome en la consulta de primera vez deseo de cosas dulces, constipación crónica y que era calurosa, la medique con una dosis de 10 Mil 1 papel y glóbulos P, al volver al mes refiere gran mejoría, tuvo una migraña fuerte que supero sin analgésicos que no tomo nunca más hasta la fecha, casi 13 años después.
Otro de los logros compartidos fue su toma de conciencia con respecto a la alimentación, se mantiene comiendo sano, bajando 20 kg. en 6 meses y los mantiene hasta hoy que pesa entre 62 y 65 kg., comenzó a realizar caminatas y practica yoga 2 veces por semana, ya tiene un nieto que también es mi paciente así como el resto de su familia, ha me olvidaba mejoró mucho con la exigencia con ella misma y con los demás, aunque cada tanto hay que darle una dosis de su remedio y todo vuelve a la normalidad.
Esto que parece un cuentito, no es más que la realidad de la mayoría de nuestros PACIENTES que han experimentado vivir sin intoxicarse con medicación alopática y cambiado su actitud frente a la vida, algunos en mayor o menor tiempo de tratamiento.

Otra de mis pacientes que merece ser publicada en este medio por su constancia en el tratamiento es la Sra. Grace que vino por vez primera en el año 91 con 29 años de edad, casada y una hija de 2 años, trabaja de asesora de productos de cosmetología. El motivo de su consulta fue por mareos, inestabilidad casi continua y por momentos taquicardia nocturna con sensación de ahogo que requirió la consulta con el servicio de ambulancias de su cobertura médica, consultas con médicos clínicos, psicólogos y psiquiatras que diagnosticaron crisis de pánico, fue medicada con Alplax, Anafranil, Plidan, etc., con mejorías muy pequeñas y con la angustia de ella y de su familia.

Me relata una historia de angustia por temor a que le pase algo a su mamá desde siempre, y temor a las enfermedades, pasión por leer temas relacionados con la medicina o la salud y necesidad de compañía al sentirse mal, pero sin embargo estando bien era una mujer decidida para todo, muy responsable, alegre y sociable lo que le venia muy bien en su trabajo con la gente, siempre se mostraba autosuficiente, impaciente y ansiosa, las cosas ya.
Extremadamente ordenada, meticulosa con su cuidado personal y su hogar. Otros rasgos característicos eran su necesidad de contar sus cosas o por lo menos hablar. Con su pareja celosa y tipo posesiva hasta de su hermano. En los primeros años del tratamiento fue medicada con varios medicamentos homeopáticos Lachesis, Phosphorus, Apís y algún otro como Pulsatilla con mejorías evidentes en su estado de salud nunca más se requirió el servicio de emergencias médicas, y se fueron disminuyendo sus remedios alopáticos en forma gradual sin agravaciones para la paciente, que perdió sus fobias en un gran porcentaje, y que realiza una vida totalmente normal, maneja su automóvil y se mueve sin temor al daño inminente ni al peligro que acechaba a cada rato. Las consultas que los primeros tiempos fueron seguidas y telefónicamente semanalmente se fueron espaciando y actualmente la controlo en forma mensual o bimensual de acuerdo a las circunstancias de su vida. La última vez que la atendí no la medique para su asombro y el mío propio, puede vivir sin sus muletas, que eran los medicamentos y esta muy bien.

Estos dos casos, son solo una pequeña muestra de que para los homeópatas no hay enfermedades, sino enfermos y tampoco patologías graves o banales todos los enfermos tienen la mismísima importancia y merecen nuestro esfuerzo y nuestro agradecimiento por darnos la oportunidad de curarlos.

Dr. Gerardo Morriello
Prof. Titular del Centro Argentino de Homeopatía Hanhemanniana